Seguramente ha oído decir, o ha leído, que algo tan complejo como la vida no se puede crear al azar. Deduciendo así que tiene que haber sido creada por un ser mucho más complejo (e inteligente) que la vida misma, a saber, dios. Bueno, para empezar, si el hecho de que algo sea complejo es la "prueba" de que necesita haber sido creado bajo un diseño. Y siendo el creador, a su vez, mucho más complejo que la vida, se deduce que el creador (por el hecho de ser complejo) necesita de haber sido creado también. Si se dice que (siendo complejo) no ha sido necesario que haya sido creado, pues, déjeme decirle que lo mismo se puede decir de la vida. Pero bueno, además de esa inconsistencia lógica (muy obvia), voy a aclarar un punto poco visto en los debates: el aspecto estadístico.
Resulta que los defensores del creacionismo (maquillado bajo el nombre de diseño inteligente) dicen que la probabilidad de que un ser vivo, por más simple que parezca, es imposible que se haya formado al azar, debido a su alto grado de complejidad. Esto es así, pero no es así. Me explico... es cierto que un ser vivo no se puede formar al azar, pero no es así como se han formado. En principio, para ver a qué se refieren con que es improbable la formación de la vida al azar vamos a analizar un caso particular, el de una proteína.
Una proteína es lo que obtienes cuando logras unir aminoácidos, muchos aminoácidos, en el orden correcto, análogamente a cómo se agrupan las letras para formar una palabra. El problema es que las proteínas son "palabras" verdaderamente grandes. Por ejemplo para "escribir" colágeno necesitamos 1 055 aminoácidos exactamente en la secuencia correcta. Como media, 20 distintos tipos de aminoácidos forman una molécula de colágeno. Para que el primer aminoácido quede en su lugar (al azar, como si de una máquina traga monedas se tratase), hay una probabilidad de 1/20, para la segunda lo mismo y lo mismo para cada una de los 1055 aminoácidos que la conforman. Así, la probabilidad total sería de 1 en (20)^1055. Este número (20^1055), de por sí, es mayor que el número de todos los átomos del universo. Y esto sólo hablando de una sola proteína. Imagínese usted la probabilidad de que un ser vivo (con sus ciento o miles de proteínas y demás componentes) se formen al azar... sería, quizá, la misma que tendría de formarse un reactor Jumbo tras el paso de un torbellino, por un depósito de chatarra (según el pintoresco símil del astrónomo Fred Hoyle). Y bueno, expuesto así causa asombro, pero por más bajas (prácticamente nulas) que sean esas probabilidades, no tienen importancia más que para una simple curiosidad: para cuando se hace la hipótesis de que se han formado (la vida y el Jumbo) al azar. Pero...
Sabemos que no ha sido así, sino que «ha habido un proceso de selección acumulativo que permitió agruparse a los aminoácidos. Uniéndose, tal vez, dos o tres aminoácidos con algún objetivo simple y luego, al cabo de un tiempo, se tropezaron con otro pequeño grupo similar y, al hacerlo, 'descubrieron' alguna mejora adicional», como explica Dawkins, en "El relojero ciego". La selección natural selecciona una «letra» de la proteína y una vez en su sitio, ésta ya no se mueve, a la «espera» de otra mejora añadida, escogida una vez más por la selección natural. La selección una a una (sin reposición, estadísticamente hablando) aumenta grandemente la probabilidad. Por ejemplo: la probabilidad de que arroje 10 dados y que salgan todos 6, es de (1/6)^10 (muy muy improbable), pero si lanzo todos los dados y separo los que han salido 6 (digamos uno o dos), en no muchos tiros voy a tener que he sacado 6 con los diez dados. Esto es precisamente lo que ocurre con los aminoácidos. Quizá sea necesario explicar los cálculos detallados en otra entrada sobre estadística que probablemente se llame «selección con y sin reposición», hasta entonces, pienso que la idea ha quedado clara. Si tiene dados en casa, puede hacer el experimento, mientras se imagina los cientos de millones de años que ha tenido de tiempo la evolución para sacar 6 en todos sus dados.
Resulta que los defensores del creacionismo (maquillado bajo el nombre de diseño inteligente) dicen que la probabilidad de que un ser vivo, por más simple que parezca, es imposible que se haya formado al azar, debido a su alto grado de complejidad. Esto es así, pero no es así. Me explico... es cierto que un ser vivo no se puede formar al azar, pero no es así como se han formado. En principio, para ver a qué se refieren con que es improbable la formación de la vida al azar vamos a analizar un caso particular, el de una proteína.
Cadena de aminoácidos |
Sabemos que no ha sido así, sino que «ha habido un proceso de selección acumulativo que permitió agruparse a los aminoácidos. Uniéndose, tal vez, dos o tres aminoácidos con algún objetivo simple y luego, al cabo de un tiempo, se tropezaron con otro pequeño grupo similar y, al hacerlo, 'descubrieron' alguna mejora adicional», como explica Dawkins, en "El relojero ciego". La selección natural selecciona una «letra» de la proteína y una vez en su sitio, ésta ya no se mueve, a la «espera» de otra mejora añadida, escogida una vez más por la selección natural. La selección una a una (sin reposición, estadísticamente hablando) aumenta grandemente la probabilidad. Por ejemplo: la probabilidad de que arroje 10 dados y que salgan todos 6, es de (1/6)^10 (muy muy improbable), pero si lanzo todos los dados y separo los que han salido 6 (digamos uno o dos), en no muchos tiros voy a tener que he sacado 6 con los diez dados. Esto es precisamente lo que ocurre con los aminoácidos. Quizá sea necesario explicar los cálculos detallados en otra entrada sobre estadística que probablemente se llame «selección con y sin reposición», hasta entonces, pienso que la idea ha quedado clara. Si tiene dados en casa, puede hacer el experimento, mientras se imagina los cientos de millones de años que ha tenido de tiempo la evolución para sacar 6 en todos sus dados.
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