Albert Einstein propuso la teoría de la relatividad en la primera década del siglo XX. Hasta ese entonces se consideraba el tiempo, medido entre dos sucesos, absoluto e invariable para cualquier observador. Desde Einstein se ha demostrado que esto no es así...
Una de la partes más conocida de la teoría es que no hay espacio ni tiempo absoluto. La variación del tiempo que se mide entre dos eventos variaba, no es la misma para dos observadores que se mueven uno respecto al otro.
Pero ¿cómo es esto posible? Si el tiempo es relativo, ¿por qué no vemos que los relojes se atrasen en la vida diaria? Es algo que parece escapar al sentido común. Y así es, así como escapan al sentido común otros aspectos de la misma teoría, además de la contracción del tiempo. También se produce la contracción del espacio y el aumento de la masa, y todo esto está demostrado, pero hablaremos de esos otros aspectos en otra oportunidad...
Por ahora tenemos pendiente responder "por qué no percibimos la variación del tiempo en nuestra experiencia diaria", y a eso vamos... La respuesta que voy a dar es de naturaleza matemática, pero es sencilla de entender. Dicho de otra manera, la respuesta a esta cuestión está implícita en la fórmula que se usa para determinar cuánta diferencia hay en la variación del tiempo para un observador que se mueve en referencia a otro a una velocidad V. Es decir en la fórmula que expresa la relación entre los tiempos medidos por dos observadores que se mueven uno respecto al otro (ya hemos dicho que no es el mismo) entre dos sucesos cualquiera. La fórmula es la siguiente:
La fórmula mostrada se puede analizar cómo sigue: t' es el tiempo que mide el observador que se mueve a una velocidad V respecto al observador que mide un tiempo t. El tiempo t' será siempre mayor que t. Pero, ¿qué tan mayor?. Para saberlo vamos a jugar un poco con la fórmula. Vamos a hacer que t sea igual a una hora. Y vamos a ir reemplazando distintos valores de V para ver cuánto aumenta el tiempo medido cuando nos movemos a determinada velocidad. No olviden que c es la velocidad de la luz, igual a 300 000 Km/s aproximadamente.
Si suponemos que un observador se mueve a 290 000 Km/s respecto al observador que ha medido un tiempo de una hora. Este rápido observador (según la fórmula) medirá 3.90 horas! La diferencia es clara y asombrosa. Si la velocidad disminuye a 250 000 Km/s el tiempo en lugar de ser una hora sería de 1.81 horas y la diferencia sigue siendo notable. Si la velocidad baja a 200 000 Km/s el tiempo sería de 1.34 horas. Si baja a 100 000 Km/s el tiempo sería de 1.06 horas y la diferencia ya no es mucha. Si la velocidad baja a 50 000 Km/s el tiempo sería de 1.01 horas...
Nos quedamos en 50 000 Km/s y hay que detenernos acá a pensar en las velocidad que observamos en la experiencia diaria. Los aviones y los trenes más rápidos del mundo no superan los 500 Km/h, pero vamos a suponer que viajan a 3600 Km/h (para darles ánimos), esto es a 1 Km/s. Si reemplazamos esa velocidad en la fórmula obtenemos que el tiempo en lugar de medir una hora medirá... En mi calculadora, que tiene precisión de diez dígitos decimales, aparece directamente 1... Esto significa que prácticamente no varía nada. Por eso en la experiencia diaria no podemos percibir la famosa variación del tiempo. Sólo se percibe cuando la velocidad es muy alta, y el efecto se acentúa cuando ésta es cercana a la de la luz...
Aquí lo vamos a dejar. En próximas entradas voy a explicar una seria de ejercicios mentales pensados por el mismo Einstein, para deducir sus ecuaciones...
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